De cómo el pulsómetro puede ayudarte a ser un deportista más eficiente y la importancia de realizar una prueba de esfuerzo previa

Electrónica
De cómo el pulsómetro puede ayudarte a ser un deportista más eficiente y la importancia de realizar una prueba de esfuerzo previa
Publicado el 23-11-2014

En el ritmo frenético de consumismo en el que vivimos no nos paramos a valorar en que nos gastamos el dinero. Gastamos cantidades importantes en material, ropa y complementos para hacer deporte argumentando que es bueno para la salud. Y con los pulsómetros pasa lo mismo, en muchas ocasiones los deportistas los compran argumentando que servirán para entrenar mejor y que sus prestaciones servirán para mejorar el rendimiento, pero no somos conscientes de que la mayoría de estos aparatos tienen un coste varias veces superior a lo que cuesta realizar una prueba de esfuerzo y para determinados deportistas es la mejor de las inversiones, ya que es invertir en salud.

como usar el pulsometro

Qué debo hacer antes, ¿comprarme un pulsómetro o hacerme una prueba de esfuerzo?

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Desde mi punto de vista la adquisición de un pulsómetro debería ser posterior a la realización de una evaluación médica de cómo responde tu cuerpo ante la realización de un ejercicio físico intenso, lo que se conoce como ergometría o prueba de esfuerzo.

La prueba consiste en realizar un esfuerzo físico submáximo bien sea en bici estática o corriendo sobre un tapiz en el que progresivamente se va aumentando el ritmo siguiendo un protocolo. El médico supervisa la adaptación del organismo al esfuerzo y controla el ritmo cardíaco mediante electrocardiograma, valora la tensión arterial y el esfuerzo que se realiza durante la duración del esfuerzo. La carga se va incrementando progresivamente hasta llegar al agotamiento. 

Antes del inicio de la prueba se realiza un electrocardiograma y se mide la tensión arterial en reposo y también se controlan durante el tiempo de recuperación post esfuerzo. Se realizan mediciones periódicas de la presión arterial para comprobar los efectos del ejercicio sobre el trabajo cardiaco y vascular. Es importante acudir a la prueba de esfuerzo suficientemente descansado, no haber entrenado el día anterior y sin tomar café antes.

Con esta prueba se obtiene un certificado de aptitud cardiovascular para realizar un programa de ejercicio físico y se orientan las zonas particulares de trabajo cardíaco, así como se estima el umbral anaeróbico y determina la frecuencia cardiaca máxima, valores como veremos importantes para sacarle el máximo partido al pulsómetro.

Una vez realizada la prueba de esfuerzo adquirir un medidor de la frecuencia cardíaca nos ayudará entre otras cosas a poder correr más, hacerlo más rápido y cansarnos menos.

Lo mejor que puedes hacer es poner tu preparación en manos de un entrenador cualificado

Un profesional de la actividad física y deportiva conoce los principios generales del entrenamiento y sabe adecuar las variables de la carga de entrenamiento de acuerdo a los valores de tu prueba de esfuerzo; es la manera más sensata de mejorar la salud y el rendimiento deportivo.

*Orientaciones saludables para usar un pulsómetro

No debemos olvidar que el entrenamiento físico se basa en el concepto de “carga”, la cual tienen un efecto biológico a posteriori sobre el organismo del deportista que permite su adaptación y reforzamiento de sus sistemas y estructuras, respuesta que se conoce como entrenamiento. Estas adaptaciones que se logran durante las sesiones de preparación de un deportista antes de afrontar un reto deportivo van a permitir que lo realice con mejores resultados.

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El organismo está en un equilibrio biológico constante, estado que se conoce como “homeostasis” y según sea la carga de entrenamiento este equilibrio se altera y es entonces cuando el organismo recupera de nuevo el equilibrio pero en un estado mejorado. Estos procesos recuperativos que suceden post entrenamiento con la ayuda del descanso necesario y una correcta alimentación, no solo logran volver al punto de equilibrio anterior al esfuerzo sino que tienden a sobrepasar los niveles iniciales de prestaciones, lo que se interpreta como un refuerzo del organismo ante una posible nueva agresión, fenómeno que se conoce como “supercompensación”.
El entrenamiento crea una especie de protección contra el estrés, el organismo se vuelve más resistente, más fuerte, más eficiente…

Debemos tener en cuenta que con la mejora de las prestaciones mediante el entrenamiento, las cargas no tienen igual impacto sobre el equilibrio y generan modificaciones cada vez menores y cada vez menos constatables. Las modificaciones en las variables de la carga del entrenamiento permiten nuevos procesos de adaptación. Las cargas de entrenamiento estándar llevan inevitablemente al estancamiento (Vorobjeva 1978). 

El entrenamiento tiene que producir ese desequilibrio de acuerdo al nivel de condición física particular de cada uno para seguir mejorando la salud y las prestaciones deportivas. Por esta razón no se debe hacer el entrenamiento que le toque a tu amigo, el que te has bajado de Internet, o siempre el mismo, al mismo ritmo, sobre la misma distancia… porque el cuerpo una vez se acostumbra a lo que le exiges, no mejora.

¿Cómo utilizar el pulsómetro?

Una vez conocemos que nuestro organismo puede afrontar sin problemas de salud un programa de ejercicio físico exigente, es momento de ponerse a entrenar.

Las zonas de trabajo se encuentran comprendidas entre dos cifras: 1- Frecuencia Cardíaca en Reposo FCR) o menor pulso con el que el corazón cumple con las necesidades vitales de oxígeno y nutrientes y 2- la frecuencia cardíaca máxima (FCM), que corresponde al mayor número de pulsaciones al que el corazón puede latir por minuto. Para que el estímulo del entrenamiento sea suficiente como para producir adaptaciones es necesario trabajar a una intensidad superior al 40 % de la FCM.

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El objetivo final de tu entrenamiento con un pulsómetro es el de ser capaz de correr o rendir en cualquier deporte durante más tiempo, a un ritmo más rápido y con una frecuencia cardíaca más baja.

Si mantienes un registro y un control de tus entrenamientos es fácil que con el tiempo constates el progreso y veas que eres más eficiente. Para ello recomiendo realizar una prueba sobre una distancia determinada y cada cierto tiempo (4-6 semanas) repetir la misma prueba para valorar los avances.

Esta prueba puede tener una duración aproximada de 5 km . Repite la misma prueba unas semanas más tarde, recorre la misma distancia en el mismo tiempo en el que la realizaste la primera vez, compara las frecuencias cardíacas de ambas pruebas y basándote en los valores registrados comprobarás que tu pulso ha sido más bajo que en el primer test.

* No sólo el pulsómetro….sobre la interesante “Escala del esfuerzo percibido”

La escala de percepción del nivel de esfuerzo tiene una buena correlación con la Frecuencia Cardíaca (Borg 1970). 

La valoración que un deportista hace de la sesión de entrenamiento se encuentra influenciada por el nivel de preparación, por su estado de salud, por la motivación y sobre todo por el estado de ánimo. La correlación entre las sensaciones y el nivel de esfuerzo es muy sencilla y se puede realizar respecto al cuerpo en general o partes específicas como por ejemplo el esfuerzo percibido por un atleta en las piernas. 

Así en la escala el 0 representa la ausencia de esfuerzo y el 10 la percepción del máximo esfuerzo posible. La utilización de esta escala permite asociarla con la tasa cardíaca y permite establecer una relación bastante fiable entre el esfuerzo percibido y el % respecto a la FCMaxima.

Entre sus ventajas me gustaría destacar que se trata de un indicador fiable de la intensidad del esfuerzo que proporciona un valioso “feedback” al deportista de su ejecución y ofrece un dato interesante para adecuar las cargas de entrenamiento semanales.

Es interesante que anotes en tu agenda de entrenamientos no sólo tu frecuencia cardiaca media de cada una de las sesiones, sino también tu percepción del esfuerzo, tu estado de ánimo y tu FC en Reposo.

* Cómo controlar de la frecuencia cardíaca

La prueba de esfuerzo permite conocer tu frecuencia cardíaca máxima real, el Consumo Máximo de Oxígeno (VO2max) y las zonas de trabajo aeróbica y anaeróbica.

A partir de ahí y atendiendo al nivel y a los objetivos del deportista el entrenador programa, distribuye y combina diferentes métodos de trabajo. Organiza las sesiones de entrenamiento de las diferentes zonas de trabajo cardiovascular a lo largo de la semana, del mes y época del año.

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Para optimizar la frecuencia cardíaca de acuerdo a las diferentes intensidades de trabajo, disponemos de la Formula de Karvonen, fisiólogo que estudió la relevancia del consumo máximo de oxígeno como indicativo del potencial aeróbico del atleta. Para ello diseñó una fórmula para establecer el pulso correspondiente al porcentaje de intensidad de acuerdo a la edad del sujeto y teniendo en cuenta también la frecuencia cardíaca de reposo (FCR). Esta modificación es una alternativa interesante a la sencilla fórmula de restar a 220 la edad en años.
Karvonen recomienda para la mejora de la capacidad aeróbica aplicar la fórmula al 60 % del VO2 max, en mi caso sería:

formula de karvonen

En una primera fase es importante dedicar entre 8 y 12 semanas a un trabajo a intensidades bajas (50, 60%) para conseguir una buena base aeróbica que facilitará la adaptación del organismo al trabajo futuro a mayores intensidades.

*Zonas de entrenamiento:

En términos generales se establecen entre 4 y 5 zonas de entrenamiento cardiovascular. Entrenar en una o en todas las zonas permite trabajar la condición física dependiendo de los objetivos individuales. Se utiliza el término “zona” porque no se debe pensar en el ritmo cardíaco como un número específico de latidos por minuto, sino en una franja amplia de respuesta cardiovascular.

Zona 1 de actividad suave:
El rango de ritmo cardíaco de la zona de actividad fácil se encuentra entre el 50% y el 60% de la FCmax. Es la zona idónea para los que se inician, para desarrollar una buena base aeróbica, para los sedentarios o los que tienen una forma física muy baja.

Zona 2 de actividad moderada:
Abarca desde el 60 al 70% de la FCmax, mejora de la capacidad aeróbica y se utilizan principalmente grasas para obtener la energía necesaria, pero también glucógeno muscular.

Zona 3 de actividad aeróbica intensa:
Entrenar en esta zona aporta los mayores beneficios al sistema cardiorrespiratorio y muscular. La zona aeróbica es una zona estándar de entrenamiento entre el 70% y el 80% de la FCmax.
Cuanto más alta es la intensidad mayor utilización del glucógeno muscular como combustible frente a la grasa, se fortalece el aparato cardiorespiratorio y a las semanas de entrenamiento se constata una mejor tolerancia a cargas de trabajo más intensas.

Zona 4 de umbral anaeróbico:
El esfuerzo se realiza con una intensidad cercana al punto donde la obtención de energía pasa de ser de la vía aeróbico a la anaeróbica; este umbral se sitúa entre el 80% al 90% de la FCmax. El beneficio principal de esta zona es aumentar la capacidad del cuerpo para metabolizar ácido láctico, permitiéndole mejorar su gestión y tolerando mejor las altas intensidades. Desarrollo de la potencia aeróbica, es la zona de umbral de lactato más estresante que las zonas más bajas por lo que no debes excederte en su trabajo, pero como dice Maffetone “es un poderoso refuerzo de la aptitud, por lo que debes hacer algún entreno corriendo cada semana en ella”.

Zona 5 anaeróbica de máxima intensidad:
En esta zona todo el trabajo se realiza con deuda de oxígeno y el esfuerzo se puede mantener durante poco tiempo , en torno al 90-100% de tu frecuencia cardíaca máxima. La energía se obtiene de forma anaeróbica y se producen grandes cantidades de ácido láctico no pudiendo eliminarse ni reutilizarse a la velocidad que se genera, con lo que se acumula más rápido cuanto mayor sea la intensidad. El trabajo en esta zona se realiza mediante intervalos cortos y se debe utilizar con moderación en la preparación semanal porque es muy estresante, pero es una buena forma de mejorar la velocidad y la economía de carrera.

* Recomendaciones de entrenamiento cardiovascular para adultos sanos con edades comprendidas entre 18-65 años según el ACSM (American College of SportsMedicine ) y la AHA (American heart association)

Para promover y mantener una buena salud de los adultos de edades comprendidas entre los 18 y los 65 años se recomienda llevar un estilo de vida físicamente activo. Se debe realizar una actividad física aeróbica durante un mínimo de 30 minutos a intensidad moderada cinco días a la semana o de mayor intensidad durante un mínimo de 20 minutos al menos tres días.


Para cumplir con esta recomendación se pueden realizar combinaciones de entrenamientos de moderada y fuerte intensidad y en diferentes deportes. Por ejemplo, una persona puede caminar o nadar 3 veces por semana durante 1 hora y correr 20 minutos otros dos días de forma más vigorosa.


El entrenamiento cruzado permite trabajar el “fitness cardiorespiratorio” practicando diferentes deportes : correr, nadar, bicicleta, caminar, ejercicios de fuerza en gimnasio, etc y hacerlo combinando diferentes intensidades y duraciones.

* Para principiantes recomiendo empezar practicando el Método CACO

Seguir el principio de incremento progresivo de la carga me lleva a recomendar a los que se inician en el running a aplicar el método “CACO”. No sólo indicado para personas que empiezan, sino también a los que están en baja forma física o tiene sobrepeso. Este método no es más que empezar intercalando intervalos de “CAminar y COrrer”. Veo con frecuencia gente que atenta contra su propio organismo al empezar a correr con sesiones de media hora o 45’ ; esas sesiones tan largas sin la preparación adecuada son contraproducentes y van en contra de la creación del hábito deportivo porque son muchos los que dicen que ”correr no es para ellos” y de hecho es fácil que no sigan intentándolo o caigan en una lesión.

Como la clave de los principios del entrenamiento es permitir la adaptación del organismo al esfuerzo al que se le somete, tan importante es progresar poco a poco (de una semana a otra no más de un 10 % de la duración del esfuerzo), como permitir la total regeneración del organismo para que se fortalezca y mejoren sus prestaciones.

Esto se logra descansando entre los entrenamientos 48 h. o incluso 72 h. en vez de 24 h. especialmente en los comienzos. Si empiezas combinado tramos de carrera a pie con intervalos caminando y poco a poco vas progresando en tiempo de carrera en detrimento de los de descanso, en cuestión de semanas serás capaz de resistir más y con mejores sensaciones.

El nº de sesiones de entrenamiento a la semana puede variar y depende de muchas variables, por ejemplo si empiezas a correr con 2 sesiones /sem. durante las primeras semanas es suficiente, luego progresa a 3 /sem. en días alternos, esta es una frecuencia de entreno de gran rentabilidad. Correr 4 /sem. se puede hacer en semanas de carga de carrera a pie o en aquellas que pretendas trabajar la carrera de forma específica, pero debes tener en cuenta que 5 sesiones /sem. supone un 50% más de riesgo de sufrir una lesión músculo tendinosa respecto a 3; cada uno debe valorar este dato.

La progresión semanal debe tener en cuenta que cada 2 o 3 semanas se debe realizar una semana de entrenamientos más suaves y cortos para permitir la recuperación completa del organismo y poder seguir progresando adecuadamente.

* Sobre el Metodo Maffetone:

La "Fórmula del 180" permite a los atletas encontrar de una manera muy sencilla la tasa aeróbica máxima en la que basar gran parte del entrenamiento aeróbico.
De este método me gusta la idea de limitar la intensidad de los entrenamientos especialmente en los primeros meses de la preparación deportiva para que el cuerpo “ aprenda” a usar la grasa como combustible. Si seguimos estas indicaciones durante un tiempo 8-12 semanas, nos permitirá afrontar posteriormente esfuerzos a intensidades mayores de una manera cómoda algo que si no se respeta y se hace sin la base aeróbica suficiente llevará al agotamiento prematuro.

Maffetone se hizo famoso por ser el entrenador de Mark Allen, triatleta que ganó seis campeonatos mundiales del Ironman de Hawai y es considerado uno de los mejores triatletas del siglo veinte. Allen utilizaba su método durante tres meses al año en su preparación .

Consiste en definir la frecuencia cardiaca aeróbica máxima (FCAM) calculada así:

A 180, réstale tu edad. Si padeces asma, o has sufrido una lesión recientemente o tu salud no es muy buena réstale 5 más al número obtenido. Pero si has entrenado bien los últimos años debes sumarle 5.

Por ejemplo, en mi caso una persona de 44 años que ha entrenado con normalidad durante los últimos años tendría una FCAM de 141 : (180-44+5). Como puedes comprobar tanto con el método de Maffetone como mediante la fórmula de Karvonen la FC de trabajo aeróbico de base coincide.

Una vez sepas tu FCAM, también recomienda realizar un test sobre una distancia determinada y recorrerla lo más rápido que se pueda sin pasarse de esa cifra. Anota el tiempo, la frecuencia cardiaca media y la fecha. Repite el mismo test en las mismas condiciones a las 4-6 semanas y si tu entrenamiento está siendo efectivo correrás cada vez más rápido manteniéndote siempre por debajo de la FCAM establecida, ¡serás un corredor más EFICIENTE! De nuevo la propuesta de Maffetone no es mas que realizar un test cada cierto tiempo, ya que es la mejor manera de comprobar el progreso aeróbico y de constatar la rentabilidad del entrenamiento.

El pulsómetro se convierte en un compañero de entrenamiento importante para ayudarte en el desarrollo de la resistencia óptima y en el mantenimiento de una zona idónea “quema de grasa”. Este sencillo dispositivo es una valiosa herramienta que no sólo guía tu preparación sino que se convierte en parte importante del proceso de evaluación.

* Consideraciones sobre el entrenamiento de alta intensidad ‘HIT’ (High Intensity Training) en los programas de mejora de la condición física.

Los nuevos formatos de entrenamiento HIT se han confirmado como un potente estímulo de ejercicio cardiovascular con efectos interesantes tanto en la salud como en el rendimiento deportivo. Aunque opino que se necesitan más estudios para certificar un protocolo recomendable para la población en general, es interesante aprovechar sus beneficios pero debemos ser cautos con la realización de esfuerzos a altas intensidades e ir introduciéndolos de forma progresiva en nuestros programas de entrenamiento.

Fue el profesor Izumi Tabata (1996) quien analizó el efecto sobre la capacidad anaeróbica y el máximo consumo de oxígeno (VO2max) de los entrenamientos fraccionados de alta intensidad frente al entrenamiento contínuo de intensidad moderada. Comparó durante 6 semanas los protocolos de 8 series de 20 segundos a máxima intensidad con 10 segundos de recuperación realizados 5 días a la semana, frente al entrenamiento de 60 minutos al 70 % del VO2max. 

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Concluyendo que el entrenamiento de alta intensidad de forma intermitente mejoró de una manera más significativa las prestaciones cardiovasculares. Demostró que el efecto acumulativo de las respuestas agudas ante este tipo de esfuerzos intermitentes de alta intensidad produce una serie de adaptaciones musculares y cardiovasculares aeróbicas y anaeróbicas que conducen al incremento del VO2max. 

Su aplicación con el propósito de reducir el componente graso de sujetos con sobrepeso parece cobrar relevancia por el concepto del impacto metabólico pero aún no se puede confirmar que este tipo de entrenamiento sea más efectivo que los continuos de moderada intensidad y alto volumen.

La correcta combinación de este tipo de entrenamientos HIT con el resto de métodos más tradicionales debe responder a la lógica y atender a los principios generales que aseguren una óptima adaptación del deportista al entrenamiento.

Mi recomendación es que el trabajo de alta intensidad se debe introducir poco a poco e ir progresando con cautela. El establecimiento y control de la duración e intensidad de los intervalos de trabajo y de recuperación debe ser individualizado para no generar rechazo y lograr instaurarlo dentro de las rutinas de entrenamiento. Una buena forma de empezar con el trabajo HIT es variar la relación entre tiempo de trabajo y descanso (densidad de la carga), empezando por intensidades de trabajo más bajas con mayor tiempo de descanso, para progresar hacia un menor descanso e intensidades más altas ; es interesante comenzar por densidades de trabajo 1:4 para progresar hacia densidades œ ó 1/1.

Organización de los entrenamientos a lo largo de la semana. Generalidades

Todo plan anual de mejora de la condición física debería seguir la recomendación de Maffetone de realizar al menos unos meses de trabajo aeróbico de baja intensidad.
El numero de semanas de entrenamiento a baja intensidad depende de las características del deportista y de sus objetivos. Asentar una buena base aeróbica y realizar un programa de fortalecimiento de la musculatura va a permitir progresar en intensidad y soportar con garantías los requerimientos cardiovasculares, musculares y articulares de entrenamientos más exigentes.

El entrenamiento combinado de diferentes disciplinas como correr + bici + nadar + caminar + trabajo de fuerza, etc, va a permitir trabajar la resistencia cardiovascular y muscular evitando las sobrecargas y previniendo lesiones. Lo más importante es entrenar aunque tengas poco tiempo y tratar de acumular sesiones, experiencia y sensaciones. Respeta el tiempo de descanso entre entrenamientos y escucha tu cuerpo, valora tu estado de ánimo y la FC en Reposo para no cometer el error de sobre entrenarte. El fin de semana en el cual por lo general se dispone de más tiempo puedes realizar sesiones más largas permaneciendo durante más tiempo a baja intensidad. 

Entre semana es interesante combinar entrenamientos en diferentes zonas y distancias, por ejemplo si te encuentras fuerte entrena en A3 y un poco en A4, si estas cansado haz suave en A1 lo que evitará acumular más estrés y permitirá la regeneración.

El “Fartlek” es un entreno no específico pero de gran rentabilidad y buenos resultados cardiovasculares. Este método de entreno consiste en ir cambiando de zona cardiovascular mediante cambios de ritmo aleatorios sobre diferentes distancias y ritmos. Teniendo como base la zona A1 y A2 es una buena manera de introducir el trabajo en zonas de intensidades más elevadas A 3 y A 4 “a modo de pequeñas pinceladas “ durante unos segundos, volviendo a las zonas de bajas pulsaciones para recuperar. Mi recomendación es que una vez a la semana se realicen cambios de ritmo pudiendo hacer en una intervalos más largos y menos intensos y a la siguiente semana intervalos más intensos pero más cortos. De esta manera te aseguras trabajar en todas las zonas de rendimiento cardiovascular y aprovechar sus beneficios…

Después de un día fuerte descansa o entrena suave, si sumas dos sesiones seguidas de entreno deberás descansar en proporción al desequilibrio generado.

La clave está en tratar de acumular más sesiones a la semana de diferentes disciplinas aunque sea poco el tiempo que puedas invertir. Ser progresivo, dando prioridad a sesiones de entreno suaves cada vez más largas y luego ir haciéndolas más rápidas. Ponerse en manos de un entrenador o entrenar con lógica implica respetar los principios del entrenamiento deportivo, pero especialmente que “ todo esfuerzo requiere de un proceso de recuperación para mejorar el nivel inicial y este debe ser proporcional a la intensidad y duración del esfuerzo”.
Con un entreno fuerte yo les llamo “sesiones de avance” en cada disciplina deportiva a la semana es suficiente, el resto de sesiones complementan a la de avance.

Conclusión

Realizar un programa de ejercicio físico saludable requiere progresar para seguir obteniendo los beneficios de la actividad física y en esto el pulsometro nos es de gran utilidad. Las recomendaciones generales que rigen la mejora de la condición física se fundamentan en aspectos fisiológicos y si las respetamos las posibilidades de mejora serán mayores, reduciendo el riesgo de lesión y de estancamiento.

Las beneficios que se producen con el ejercicio físico se basan en que durante el esfuerzo se produce una agresión en el organismo que lo desequilibra internamente. Tras el descanso y con la alimentación adecuada se logra recuperar el equilibrio a un nivel superior, ya que el cuerpo responde con una mejora biológica reforzándose ante futuras agresiones. El entrenamiento con pulsómetro tiene que producir ese desequilibrio de acuerdo al nivel de condición física de cada uno para seguir mejorando la salud y el rendimiento. Por ello no se debe hacer el entrenamiento que tenga tu amigo, el que te has bajado de Internet, el que es siempre el mismo, ni ir al mismo ritmo, ni cubrir la misma distancia… porque el cuerpo una vez se acostumbra a lo que le exiges no mejora.

El principio de progresión propone ir poco a poco de lo fácil a lo difícil, de lo suave a lo exigente teniendo como referencia no aumentar más del 10 % el estímulo de una semana a otra. Aumentar el número de sesiones de entreno a la semana, el tiempo total de esfuerzo de cada sesión y por último la intensidad en la que lo realizamos. No debemos olvidar el principio de continuidad necesario para que los beneficios perduren en el tiempo.

El Colegio Americano de Medicina del Deporte señala que realizar actividad física a diario va a disminuir el riesgo de tener sobrepeso y enfermedades cardiovasculares en el futuro, por esta razón entrenar y utilizar el pulsómetro para controlar la intensidad del esfuerzo es una inversión en SALUD.

Bibliografía:

Tabata I. Effects of moderate-intensity endurance and high-intensity intermittent training on anaerobic capacity and VO2max. Med Sci Sports Exerc; 28(10):1327-1330.

Billat, V. (2001). Interval training for performance: a scientific and empirical practice. Special reco

Alberto Cebollada Kremer

Alberto Cebollada Kremer

Runneante Senior

Licenciado en Educación Física, trabaja como docente en el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra en la Formación Profesional de Técnicos deportivos. Ha sido entrenador de natación de un equipo de competición durante 13 temporadas, triatleta, cuadriatleta y multideportista. Es colaborador de la Revista Sportlife, Revista Triatlón y menecesitas.com Defensor de la importancia de una buena práxis y de la higiene postural en todas las actividades deportivas. Colaborador de Podoactiva (Especialistas en podología deportiva).